lunes, enero 30, 2006

Paralelos y oblicuos




Me gusta pensar en las tardes
que existo al perder la memoria…

Y da la inocua sensación
de que no habría problemas si de pronto,
la estrella toma el rumbo equivocado
y renuncian las golondrinas a tejer el día en su ir y venir…

No obstante si todavía tiemblo
aprovecho el instante para repasar el tiempo.
Y lo retengo –repasándolo, como una gota en la palma de la mano.
Los ojos, se desperdician, y aunque son ángulos obtusos en el tiempo,
en el tiempo; … suelo respirar.
Únicamente así me adhiero al arco del presente
mientras su marea me abraza, me corona, me mantiene…

De todas formas nunca estamos aquí completamente
quedamos paralelos y ubicuos
sobre puertos jamás sorprendidos por los mapas
y nos estilizamos toda la distancia que despierta la memoria.
Y es que en la realidad, siempre estamos desbordados:
la corteza abandona nuestros huesos
y las pupilas propias, no son nuestras.
Por ello, no es motivo, que la manzana
obedezca completa la gravedad del astro más cercano.
Invariablemente las puntas de los días
se irán rodando bajo faroles -como siempre-
gritando eternidades.

A éstas magnitudes, lo plural
es que la tristeza no celebre con mi rostro
sus óperas de nada
y que el amor permanezca como un barra de manteca de cacao:
sin marginal ilustrada, sin pretensiones oblongas, sin usual.

Escribo: "amor", y otra vez me aparece
la que de nada me sirve cuando sueña…
Una mujer -ni más ni menos-
Pero eso sí, no le dejo de ningún modo
construir mi vanidad de príncipe negro
ni que entienda sólo la carne de los poemas,
de los días y del tiempo.
Aquel mismo intervalo que en cada cicatriz se hace verde,
amarillo, azul, anaranjado…;
salvo cuando los espacios complican el encanto
llevándose por la cabellera, a la hora feliz,
para devolverla llena de arrugas… pintadas de blanco
sin recoger la espesura y con el cuerpo desparramado…

Tal vez animado y encendido sobre la mesita de luz
me guste estimar que existo al perder la memoria…
Mas si detengo a reflexionar -a costa del tiempo y de mí-
descubro que la cruz es la única prueba del amor
y que al recordarme a mí mismo
comienzo a pulir los clavos.

Likug

Acertijos




Con la mirada puesta en algún simple resguardo
Recuesto la cabeza sin saber si el flujo del mañana
Será ese horizonte de miedos o la caja de sorpresas que me ofrecía la abuela
Una vez fuimos, destino, un lazo ofrecido en ceremonia de promesas

El reloj de cuando cumplí los quince
La primera menstruación con llantos e ignorancias
La muñeca que balbuceaba que yo era su madre
O el perro que me tiraba al suelo y tenía mal aliento

Preguntas

Acertijos en acomodo a las ideas que van sorteando
Sus propios escollos
Crecer
Y ver la primera cana y el hijo que me prometí antes de los treinta
Un difícil avatar

El rostro agazapado del primer amor y el último
Que se fue sin saludar y sin perspectiva de retorno
Se pierde el ojo en esa ausencia que ahora no molesta
Y me resguarda el pálpito de lo mejor

Mientras la ventana me trae un ruido
Las olas que se rompen sin dañar a la piedra
La piedra que se ahoga y se hace crujido

Lapizlazuli

Se pudre la Palabra




Se pudre la palabra en el espacio
sin el oido que le de habitación y cobijo
sin la mano que la recoja como un corazón a punto de estallar
su vicio de ilusiones tontas, su alucinación caprichosa

Se muere la palabra sin los ojos que la lloren
sin el verbo de correspondencia que le inyecte sabia de verdades

Pues ella carga el fardo de las soledades
y en su camino qiuere hallar la imagen de su gemela
que le reafirme la sustancia
que le diga que es semilla a punto de fecundar

En su páramo la palabra se busca a sí misma
tambien...


Cachi

lunes, enero 02, 2006

Lo que dije no lo digo por decirlo





Lo que no dije, no lo digo por decirlo

Es esas flores de retamas amarillas
como los soles apagados
Se me crece la ternura violenta
De los parpados
La llegada
Insoportable de la muerte
Para vivir
Y vivo
Con un ojo de ciclope
Que no puede cegar Ulises
--que Odisea espeluznante--
Porque tiene toda la luz
De la oscuridad
Donde descansa el aleph
Que me observa y se asusta
De mi aleph en carne y hueso
Se caga hasta las patas
De tanto amor y odio
Simultaneo
De la delgada linea roja de mierda
Que no me deja ser
Un fantasma
Sin sabanas
Ni nada
Pero todo y nada tanto todo

Ahora

Voy camino hacia el infierno
Y me nacen colmillos
De rosas sangrientas
La mariposa me rompe
Los dos ovalados
Silencios que me cuelgan
Ridículos
Como una noche con estrellas
Entonces se desata la tormenta
Sublimemente tenebrosa
Y este, mi rayo que no cesa
(con perdon lloroso señor Miguel Hernández)
crucifica legiones
de muertos resucitándose
hay una luz en la oscuridad
en esa oscuridad silenciosa
que me presta las palabras
con que escribo
la gran paridora de silencios
se abre como la rosa de los vientos
con los tres orificios
que le exijo
como soberbio emperador de la estupidez

Daniel Balanche
ecoestadistica.com